Existen miles de personas en el mundo que de seguro alguna vez en la vida se habrán preguntado: ¿Cuándo encontraré a mi verdadero amor? O simplemente afirman: ¡Jamás me llegará! ¡Eso no existe! o ¡Nunca me enamoraré! Y es que muchas veces nos pasamos la vida besando a muchos sapos para poder encontrar así a esa persona ideal, esa persona que nos complemente. Y aunque esos sapos resulten ser algo que no esperábamos, siempre pasan por nuestra vida para enseñarnos algo y poder madurar como personas.
Por eso, a todas aquellas personas que han pasado por esto les digo que el verdadero amor es como el zapatito de cristal de Cenicienta, sabes que está ahí, perdido en algún lugar y por más que lo busques no lo encuentras, pero tampoco sabes quién lo encontrará y cuándo te lo devolverá. Eso sí, cuando la persona indicada lo encuentra y aparece en tu vida para devolvértelo, oh...entonces es cuando sabes que ese es el amor de tu vida.
Por tanto es importante no frustrarse por no encontrarlo enseguida, ya que aparece cuando menos lo esperas, y mucho menos, creer que será como una película Disney, porque no es así. En una relación, aunque sea con tu verdadero amor, siempre habrá altibajos y discusiones. El truco está en seguir caminando juntos de la mano para solventar todas esas piedrecitas y cuando se ponga en el camino lo que nos parece una montaña que es imposible de escalar, comunicarse el uno con el otro, decir cómo nos sentimos sin miedo a ser juzgados (porque la persona indicada no lo hará) y veréis que esa montaña se irá volviendo cada vez más pequeña y fácil de rodear o incluso de saltar.
El verdadero amor existe, sólo tenemos que aprender a tener paciencia y esperar a estar preparados para saber reconocerlo y poder recibirlo...
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